viernes, 13 de marzo de 2009

Maquillaje Sin Estética


Tortura el saber que ya no puede.
Tortura el poder que sospecha su ceguera.(*)


En medio de un desierto en crecimiento (Nietzsche),
de una época de disolución (Kierkegaard), se escucha
el grito de Caín y de todos los blasfemos: -¡No hay ley
ni juez!(*)




Qué es la estética. Aisthesis significa la sensibilidad, en el sentido de receptividad o capacidad de ser solicitado por impresiones sensoriales. En su sentido actual, cabría definir formalmente la estética como el estudio de las condiciones de la belleza o de la expresividad de la obra.

Si vamos a la aplicabilidad del uso estético, relacionando la obra de arte con las funciones sociales, nos daremos cuenta del gran vacío que vemos hoy en los planos de la cultura, lo sociológico, antropológico, político y lo económico.

No existe ni siquiera una experimentación fenomenológica que trate de describir el modo existencial del objeto estético, así como el sentido del proceso de creación y la relación perceptiva que se establece entre la obra y el usuario de ella.

Dónde quedan las ideas de Mijáil Lifshits, G. A. Nedoshivin, Yanko Ros, L. N. Stolovich, A. Yegorov, Christopher Caudwell, A. I. Búrov, Alfonso Sastre, Galvano della Volpe, Bertold Brecha, Nicolai Bujarin, Ernest Fischer, Henri Lefevbre, Georg Lukacs, Antonio Banfi, Lucien Goldmann, Karen Kosic, V. I. Lenin: León Tolstoi, espejo de la Revolución Rusa, La cultura proletaria y la herencia cultural de la humanidad, Tesis sobre la cultura proletaria, Cultura burguesa y cultura proletaria; Anatoli Lunacharsky, Pierre Macherey, Antonio Gramsci y su Crítica política y crítica artística o también El arte y la lucha por una nueva civilización; Roger Garaudy, José Carlos Mariátegui, Roberto Fernández Retamar: Vanguardia artística, subdesarrollo y revolución; René Depestre, El poder de la literatura en la sociedad socialista; León Trotsky y La política del partido en el arte, Fidel Castro, La libertad del arte y la revolución, sin olvidar a Ernesto Guevara con El socialismo, el hombre y el arte.

Particularmente nada de eso se discute. Nos encontramos frente a la salvación del vacío. Cuando ustedes ven hacia el abismo, el abismo también mira dentro de ti.

Se encuentran sin el mecanismo vital para una transformación. Para hacer de la arremetida del Leviatán un fenómeno “productivo” con la participación elocuente de todos.

En consecuencia, hacia dónde vamos. Véanlo ustedes mismos. Este es un proceso cuyo cumplimiento puede tomarse un “buen tiempo”. Ya notamos el rasgo peculiar de este “socialismo”: “trata de involucrar a una clase trabajadora alienada que asciende al poder”, pero al hacerlo, crea las condiciones para que puedan abolirse todas las clases sociales. Con los 894 mil millones de dólares, ya se ha creado e instalado en el país una clase social proletaria-burguesa que dirigirá los destinos de esta masa una vez que los medios de producción pertenezcan a la “comunidad” y sean controlados por “ella”, las clases al fin desaparecerán: Todas las clases anteriores que conquistaban la hegemonía trataban de asegurarse su posición existencial ya conquistada sometiendo a toda la sociedad a las condiciones de su modo de apropiación. Los proletarios solo pueden conquistar las fuerzas productivas sociales aboliendo su propio modo de apropiación en vigencia hasta el presente, aboliendo con ello todo el modo de apropiación vigente hasta la fecha. Los proletarios no tienen nada propio que consolidar. Solo tienen que destruir todo cuanto, hasta el presente, ha asegurado y garantizado la propiedad privada (Manifiesto del Partido Comunista).

De esta forma se pone en práctica una deslegitimada lectura ya superada, petrificada y cremada por el tiempo. Sus cenizas no tendrán la fuerza de voluntad para convertirse en un Ave Fénix. Por qué. Porque ya no existe el proletariado. Este mismo proceso acabó con los sindicatos, con los contratos colectivos, creó las empresas mixtas, impuso la figura del contrato para evitar que la clase obrera llegara al paraíso. Ese preludio ortodoxo del manifiesto comunista de crear una sociedad en la cual todos estarán en la misma relación con los medios de producción, como sus propietarios colectivos: es un simulacro.

Si la primera fase de la revolución anti-capitalista es conocida por Marx como socialismo, hoy vemos que esta tercera fase de aplicación en la instauración de un socialismo del siglo XXI en Venezuela, tiene una falla metodológica vital e histórica: la búsqueda de “igualdad de derechos” se acrecienta cada vez más. Los venezolanos estamos cada día más divididos y confusos.

Les recomendamos la lectura: Critica del Programa de Gotha, donde podrán leer que para evitar todos esos inconvenientes de igual rendimiento y, por consiguiente, a igual participación en el fondo social de consumo, unos siempre van a obtener de hecho más que otros, unos van a ser más ricos que otros; es por esto el derecho no tendría que ser igual, sino desigual.

Es así como el socialismo no es, entonces, una simple nivelación de individuos y de allí su transición al comunismo se convertirá en el holocausto que vivirán nuestra próximas generaciones.

Se posee una lectura muy superficial del cambio revolucionario. Es una forma subjetiva trillada de una época añorada que vive de un pasado en una memoria colectiva inconsciente y frustrada. Puede haber servido a una época o quizás a una década. Pero hoy, lo considero imposible cuando los mecanismos de una sociedad postindustrial ha creado los elementos claves para incorporarse en el alma de la condición humana, por ejemplo cuanto tardará una revolución socialista para cercenar de la mente de un militante que no debe usar un Calvin Klein, para transitar el cambio hacia el comunismo. Toda una vida, muchas generaciones, una eternidad. Por eso el proceso eleccionario indefinido de un solo candidato en el poder, no va a responder a esa pre-ocupación. Ya ni siquiera es una Utopía.

No siempre sostuvo Marx (autor que considero se le ha descuidado enormemente por sus partidarios) una visión tan vivamente instrumentalista del Estado en sus análisis más detallados de los conflictos de clase; pero al menos estuvo convencido de que su verdad, por así decirlo, se hallaba fuera de él y lo veía como una forma de alienación en sí mismo.

La Revolución Cubana fue un respetado intento. La venezolana… ?
Considero de acuerdo a mis lecturas que nos dirigimos (con crisis y todo) a la consolidación de un postcapitalismo avanzado que nos mostrará nuevas realidades, nuevas subjetividades, nuevas relaciones en público. Todas ellas vividas bajo el fascinante espectáculo del mundo como imagen. Nuestra verdadera estética.


Visión democrática.

Multiplicad las voces.

Lic. Alberto Borregales

(*) Escritor argentino. Claudio Martyniuk. Museo del Nihilista. La historia de un filósofo que se ahogó en el oscuro océano del sentido de la representación. (Edt. Prometeo. 2006) Pensamientos utilizados para colocarlos como epígrafes de esta reflexión.

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